
“Pero hay otro sentido de la palabra, cuyo significado fundamental es este: el hombre está todo el tiempo fuera de sí mismo: es proyectándose y perdiéndose más allá de sí mismo que hace que el hombre exista […] No hay universo excepto el universo humano, el universo de la subjetividad humana. Esta relación de trascendencia como constitutiva del hombre con la subjetividad, es lo que llamamos humanismo existencial. Esto es humanismo, porque le recordamos al hombre que no hay legislador, sino él mismo”.
Jean Paul Sartre
Análisis Psycho Pass
En el mundo del anime se suele hablar de la película dirigida por Satoshi Kon, Perfect Blue, a la hora de hablar de obras que vaticinaron un futuro poco previsible para la escasa información que se tenía en el momento de su estreno. La obra consigue retratar aspectos actuales que el internet de ese momento apenas vería como imposible, puesto que ni siquiera se entendía de la forma en la que lo hacemos ahora, la obra representa lo que es internet a día de hoy y los aspectos más negativos de este, como los problemas mentales, la presión de la relevancia y la atención, y la infoxicación, etc..

¿Pero qué me dirías si te digo que hay otro anime, mucho más reciente, que quizá dentro de unos años lo veamos como otro Blue Perfect?
El sociólogo Michel Foucault en su libro ‘vigilar y castigar‘ explora el concepto originado por el economista británico Jeremy Bentham, ‘El panóptico’.

Aunque Bentham usa este concepto como una propuesta para el sistema penitenciario.
El panóptico, una torre de vigilancia, estaría en el medio de la cárcel, por lo que los presos no sabrán si están siendo vigilados o no, significando que les importará mantener un buen comportamiento, facilitando así el trabajo de los guardas al ser los mismos presos quienes se vigilan.
Foucault examina, amplía y utiliza como metáfora dicha idea mostrando cómo la sociedad, la política, la cultura y, principalmente, las esferas de poder tienen y ejercen una función similar a la de un panóptico, en el que siempre nos sentimos observados y juzgados, aunque no estemos siendo vigilados.
Desde los sistemas educativos hasta las estructuras empresariales, pasando por la vida social e incluso ámbitos privados debido a los valores y enseñanzas de la religión o la moral imperante que moldean la cultura y la estructura social.
Foucault expande esta idea al funcionamiento de las instituciones jurídicas, la política y economía.
A pesar de que Foucault desarrolló este libro y posteriores escritos y aportes que dieron a entender mucho mejor todo lo que quería decir de mitades a finales del siglo 20.

Lo cierto es que cada vez se podría, como mínimo, discutir que tan acertada es su lectura del mundo. Desde el sistema de crédito social en China, hasta la reciente importancia que está tomando nuestra huella digital para la vida personal y profesional, así como otros gobiernos democráticos que cada vez toman de forma directa un papel en el ámbito privado de las personas, no solo en la vida adulta y profesional, sino incluso en la educación.
La premisa de Psycho Pass nos presenta un futuro en el que los cuerpos de seguridad, a través de SYBIL, una inteligencia artificial que gobierna bajo un sistema autoritario, pueden predecir quién va a cometer un acto delictivo antes de que este ocurra o que la misma persona se ponga a pensar en ello, basándose en niveles de estrés y demás funciones químicas en nuestro cuerpo, algo que todo el mundo puede ver y por ende vigilarse entre ellos.

Lo cual, como nota personal, me parece interesante, pues cada vez más se van dando más experimentos y estudios en psicología y neurociencia que muestran la predictibilidad del ser humano, obviamente no al nivel que se muestra en psycho pass.
Dicha inteligencia también dicta de forma directa e indirecta un control social sobre que está bien, como debes opinar, actuar y vivir. Este es un sistema tan arraigado en dicha sociedad debido a las circunstancias de su imposición, un pasado con alta criminalidad, inestabilidad económica y laboral. Y debido a que es aplicado desde el momento en el que naces, se naturaliza así el ser sujetos de observación.
Tal y como me recordó un usuario en Instagram, hoy en día la salud mental es también un tema sumamente importante para vivir en sociedad y el ser capaz de ir a terapia, al psicólogo o tener la capacidad económica para rechazar trabajos sumamente agotadores física y mentalmente o mal remunerados contribuye a nuestro estado psicológico. De la misma forma que para los niños y niñas se ha demostrado que uno de los principales factores de éxito educativo es la posición social, pues hace que tanto sus ambientes personales estén lejos de distraerlos de los estudios, siendo capaces de reconducir los de esto ocurrir.
A día de hoy es cada vez más frecuente el uso de fármacos para seguir normalizando estilos de vida que sin químicos serían difíciles de sobrellevar.
Obviamente la salud mental siempre fue importante, no obstante nunca antes se reconocía tanto a esta sin usarla de esta forma a nivel social.
Algo que también toca bastante Michel Foucault al estudiar la locura y trastornos mentales. El cómo son las esferas de poder, entendiendo poder de forma amplia y no solo económica o política, sino de influencia, las que terminan dictando que es y que no es locura y más importante aún como se debe de tratar a esas personas. Un ejemplo reciente es la industria farmacéutica y casos en los que ha influido enormemente en el cambio de definiciones de trastornos o enfermedades mentales, y obviamente en el uso de medicamentos o fármacos. O aquella famosa investigación del siglo pasado de una periodista que se hizo pasar por interna para saber como eran los manicomios por dentro, pero una vez revelo quien era no pudo salir, pues bajo los ojos del manicomio ella está loca, a pesar de no estarlo.

Y yo también en mi TDR del bachillerato «historia de la locura a través de la literatura» exploro la visión social de la locura, pero como soy un youtuber y no estoy calvo, seguro que no os interesa.
El sistema visto en Psycho Pass es algo que Foucault, volviendo de nuevo a él, consideraría una forma de biopolítica. Es decir: cuando las estructuras de poder son capaces de moldear como piensas y actúas. No ejerciendo un poder sobre los territorios y empresas y por consiguiente afectando a la gente, si no directa e intencionalmente sobre los individuos.
Así, la serie, también pone sobre la mesa la libertad o el libre albedrío.
El control social
En la serie se dan muchos momentos en la que esta se pone de manifiesto, en una sociedad en la que parece que la mayoría de ciudadanos sí creen tenerla.
Por ejemplo, tenemos la compañera de Akane, quien fue encerrada por escuchar música con letras anarquistas, lo que aumentó su psycho pass. O el artista que enfermó gravemente hasta sus últimos días, como una metáfora de la podredumbre que sufre el ser humano al no existir una forma de expresión real. Ya que sus obras fueron prohibidas por el sistema al producir demasiadas emociones a los espectadores. Muy similar a la idea que plasma Aldous Huxley en Un mundo feliz, donde el arte está prohibido, por esa misma razón, controlar las emociones de la gente y de paso regular que ideas llegan a sus mentes.
O el mejor y más claro ejemplo de la serie, donde Akane es incapaz de disparar al villano cuando este está en frente de ella con una rehén, pues hasta ese momento era el arma, controlada por dicha inteligencia artificial, quien decide cuándo se puede disparar. Sin embargo, en ese momento, a ese villano no se le reconoce como alguien peligroso, a pesar de que Akane sabe que es un criminal en activo.
Mucha gente critica esta escena, sin entender que la serie está tratando de exponer las consecuencias de haber nacido en dicho sistema donde gran parte de tu vida es influenciada por las decisiones del poder en turno. Donde se llegan a permitir pequeños errores para mantener el sistema
Como vemos en el tercer episodio, donde se permite el bullying e incluso la eliminación de individuos en una fábrica, para tener a los trabajadores distraídos y que puedan liberar estrés. Fábrica en la que convenientemente los políticos deciden que la inteligencia artificial tenga sus funciones reducidas.
¿Pero cómo se llega a este punto?
La ventana de Overton, una teoría política que en resumen dice que “siempre y cuando una idea, por extrema que sea, es introducida en la población en pequeñas dosis aceptables, la idea general deja de parecer extrema y puede ser aceptada. Dicha idea puede ocurrir de forma consciente e intencional o inconscientemente.”

Un ejemplo lo vemos en el documental La teoría Sueca del amor, donde se muestra cómo cambia una población al dejar que el gobierno, quien era confiable para los ciudadanos y ofrecía un nivel de vida deseable, decida, o mejor dicho influencie, aspectos fundamentales de la vida de los ciudadanos; como las relaciones personales e intra-familiares o su relación con la vida laboral e independencia como individuo a través de políticas sociales y laborales, acompañados de mensajes a la población.
Siendo a día de hoy, en parte, causa de una sociedad con tantos problemas de soledad, interacción social e incluso de integración de clases marginadas e inmigrantes, debido a que no es la gente, sino el estado, quien se encarga de interactuar e integrar a las personas.

Salvando las distancias con la ficción, en Psycho Pass vemos mucho de esto, de como acaba afectando a los individuos la falta de un trato humano que no deje aspectos sociales, y en cierta forma desde un punto de vista histórico, básicos en el ser humano como la libertad de decisión y expresión a manos de una inteligencia artificial. Haciendo que existan personas con pocas habilidades sociales, otras que buscan el escapismo en la red y otras que, como da a entender la serie desde bien temprano, pareciera que ya van siendo apartadas por su psycho pass a temprana edad.
Algo que me recuerda un poco a Steven pinker y otras personas quienes se han interesado en la genética. La idea de que la genética codifica en gran parte aspectos no solo físicos sino de comportamiento. Es importante aclarar que hasta la fecha todas estas teorías no cuentan con respaldo de la gran parte de la comunidad científica. Sin embargo, lo relaciono con la obra por la obviedad de tratar de predecir la criminalidad, basándose en aspectos que no indican realmente que alguien cometa un delito o sea siquiera un peligro para la sociedad.
En la obra se nos da a entender que el sistema empezó como una simple forma de evaluar las capacidades de los individuos para dirigirlos a sus campos laborales y de estudio apropiados. Con el pasar del tiempo, poco a poco se introduce en más aspectos de la vida de los ciudadanos, hasta llegar a ser capaz de estar dentro de ellos.
A día de hoy también tenemos a grandes empresas controlando la información e influenciando indirectamente como pensamos, por ejemplo; casos como el de Cambridge analítica y su uso político en elecciones. Empresas que pueden acceder a nuestro historial médico y datos personales a la hora de ofrecernos servicios o darnos empleo.
O inclusive las redes sociales y su importancia en la vida pública, estableciendo una moral y visión de la realidad, siendo que se han dado casos en que los mismos gobiernos llegan a ser partícipes de esto, llegando a pedir de forma abierta, y no encubierta como siempre se ha dado, a las televisiones que tan solo informen de las cosas del gobierno tal y como ellos quieren.
Esto sin hablar de las famosas granjas de bots en unos tiempos en el que el número de likes y seguidores pareciera darle más autoridad a un mensaje o idea que el decir algo con sentido.

En algunos casos llegando a descubrirse o filtrarse documentos que prueban inclinaciones políticas y cómo las mismas redes tienden a empujar ciertas ideas sobre otras. Haciendo que de esta forma también se creen más cajas de eco en cierta dirección.
Sin ir más lejos la tan criticada agenda 2030 por gente de todos los espectros ideológicos por, a pesar de tener buenas intenciones sobre el papel, suponer, por cómo se planea cumplir dicha agenda, un recorte de ciertas libertades e imposición de estilos de vida.
Psycho Pass en este sentido, con ejemplos como los de Akane al tener serios problemas para tomar una acción, o la gente normalizando totalmente las decisiones del sistema, nos recuerda en cierta forma a lo que Nietzsche da a entender al hablar de la moral y el comportamiento humano.

Al final lo que decide que está bien o mal y cómo debemos comportarnos es aquello que tiene el poder. Al final del día, hasta la persona más alejada de la religión, por ejemplo, y referenciando a Nietzsche, tendrá una base de valores morales y éticos propios de esa religión debido a su gran influencia en su contexto social, cultural y político.
Es decir que al final el poder es quien establece cómo funcionan las cosas y aquello que está bien y mal. Siendo que muchas veces tratamos de ver al poder o mirar a otras sociedades y culturas desde un punto de vista moral propio. Olvidando que más bien es el poder quien establece eso mismo y que si ese poder no aplica a esa persona u grupo, el entendimiento es complicado.
Crítica y reflexión del sistema en Psycho Pass
Sin embargo, algo que hace realmente interesante a esta obra es que no busca crear un contraste notorio entre aquello que está bien o mal. La misma serie, mejor dicho, algunos de sus personajes se encargan de precisamente discutir sobre si dicho control social es bueno, malo o un mal necesario.
Siendo algo bastante utilitarista, ya que a pesar de sus evidentes fallas, como el criminalizar a gente antes de que siquiera sean un peligro para nadie. No se niega que mantiene un control excelente.
Pero esto no deja de generar dicotomías porque esta mirada fría es difícil de mantener en la práctica.

Por ejemplo, en el primer y segundo capítulo vemos como Kogami, le agradece a Akane que lo inmovilizara antes de que pudiera eliminar a una ciudadana traumatizada por haber sido secuestrada y casi abusada, ya que por sus niveles de estrés el sistema la consideraba un criminal en potencia. Más tarde vemos de nuevo esto, cuando Kogami, no sigue al sistema con tal de poder dar caza a Makishima.
De esta forma, tanto personajes como Kogami o Ginoza, quienes acaban cayendo ante sybil, siguen manteniendo sus funciones debido a que siguen siendo útiles al sistema. Algo bastante irónico, y es que para mantener la ley, se necesita de personas que no estén sujetas a ella.
En este caso, como el ejemplo de la fábrica, permitir que ciertas personas puedan tener emociones y niveles de estrés altos para poder lidiar con la realidad, para que se siga manteniendo un sistema. Podríamos decir que lo que más asusta de Sybil es que es totalmente consciente de sus limitaciones.
Tal y como se presenta en el capítulo 17 Sybil funciona principalmente estudiando a aquellas personas, como el villano de la obra, que escapan del sistema. Es decir, que dicha inteligencia aprende de las anomalías.
Por eso es que podemos ver a gente como algunos inspectores, que a pesar de ser catalogados como potenciales criminales, son personas bastante cuerdas y normales. Tan solo que son muy conscientes del sistema.
Makishima y Akane en cierto punto de la obra entienden que dicho sistema no es correcto; sin embargo, Makishima a pesar de toda su verborrea intelectual, no propone nada más que el completo caos. Akane, por el contrario, entiende que una de las peores acciones sería que el sistema cayera de golpe, pues los ciudadanos ya están habituados a él.
En este sentido, Psycho Pass me parece brillante. No solo por el planteamiento, sino por el desarrollo, como la obra se toma el tiempo de presentar diferentes visiones, incluso referenciando y mencionando a autores, filósofos y sociólogos a lo largo de la obra.
Lo cual puede ser pretencioso; sin embargo, al presentar ideas reales alejadas de la ficción de la obra, hacen que el espectador pueda tomar puntos de vista o entender mucho mejor la obra. Dejando en claro que este tema no tiene una sola visión o respuesta correcta, como ocurre con sybil, sino que como lo que trata de mostrar la obra, esto es algo tan complejo y que restringirlo a una única visión sería negar la complejidad del mismo ser humano.
Por ejemplo, todos hemos escuchado a gente que vivió en dictaduras decir que echa de menos ciertos aspectos de estas. Esto no es por echar de menos el control, la corrupción o el recorte de libertad, sino la seguridad que le brindaba dicho sistema y que quizá el sistema actual no le brinda, poniendo en relieve las necesidades humanas más básicas.